En un año verdaderamente singular, nos enfrentamos a una campaña que no podía dejar de ser especial: toca renovar (sí o sí) los análisis de materialidad, porque nada «va a ser igual»; es el momento, también, para muchas empresas, de adelantarse a 2021 y confeccionar su primer Estado de Información no Financiera, si están dentro del grupo donde su redacción pasa a ser obligatoria; y todo esto en un contexto que no invita a asumir nuevos riesgos y mucho menos a contarlos pero que, a la vez, necesita vislumbrar oportunidades que nos hagan ser optimistas.
¿Cuál es el consejo? Naturalmente, escuchar a los expertos, pero con la distancia que impone un contexto nuevo para todos y con la capacidad de articular proyectos colaborativos en torno a la rendición de cuentas, conscientes los consultores de que nadie sabe más que las empresas de su propia realidad, y de que sus manos expertas se buscan para hacer el proyecto más eficaz y eficiente, para aportar soluciones duraderas.
Os aconsejo consultar en el sitio web de 21gramos algunas reflexiones al respecto. La primera, sobre el análisis de materialidad, y la segunda, sobre la necesidad de plantear proyectos más allá del mero cumplimiento de la Ley 11/2018, con miras amplias capaces de desvelar las oportunidades y encontrar modos de aprovecharlas.